En la actualidad, al hablar de las organizaciones y su funcionamiento, resalta la importancia de mantener una plantilla sumamente motivada para el alcance efectivo de los objetivos. Aprender a motivar, se ha convertido en una aptitud esencial para cualquier directivo en una organización. El arte de motivar a las personas comienza con aprender a influir en la conducta de otros individuos.
La motivación es la voluntad de actuar. En una época, se suponía que la motivación debía provenir de agentes externos, no obstante, hoy día se considera que a cada persona le motiva impulsos diferentes. Es por ello que los gerentes, en su rol de líder, deben intentar influir en su personal para adaptar sus motivaciones a las necesidades de la organización.
Existen teorías motivacionales que se basan en la idea de que, dada la oportunidad y los estímulos adecuados, las personas trabajan bien y de manera positiva. Como ejecutivo, debe ser consciente de cuáles son estos estímulos o “fuerzas motivacionales”. Abraham Maslow las agrupó en cinco áreas. En primer lugar se refirió a las necesidades fisiológicas, y a éstas le siguen otras clasificadas como: seguridad, sociales, estima y realización personal. Según Maslow, estas necesidades se abordan por orden, y a medida que se empieza a satisfacer una, la prioridad de la siguiente aumenta.
La jerarquía de Maslow es especialmente pertinente en una organización, sobretodo en el trabajo, porque los individuos no solo necesitan dinero y recompensas, sino también respeto e interacción. Por otra parte, los individuos que forman parte de un grupo tienen necesidades diferentes de las del grupo en sí, pero es importante que los gerentes le permitan sentirse integrados en él.
Las personas, generalmente, se comportan de forma diferente cuando están en grupos. Como ejemplo, se puede citar lo que ocurre con el fenómeno de las histerias en masa. En este sentido, una manera efectiva de motivar al personal de una organización es dar apoyo para sus metas colectivas y fijar estrategias para abordar objetivos.
En conclusión, motivar a otras personas, realmente es todo un arte del que deben hacer oficio aquellos que presuman dirigir una organización. Dirigir personas nunca será tarea fácil. Adicionalmente, este proceso suele generar emociones intensas en las personas implicadas. Es por ello que los gerentes deben reaccionar de forma comprensiva ante las diferentes situaciones de la organización. Motivar supone un proceso que va desde comprender las necesidades humanas básicas hasta alentar la iniciativa individual y la recompensa por los logros obtenidos.
Guzmán Juan Pablo
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